Y le vino a la cabeza Dave Boyle, y deseó haberle invitado a una cerveza, tal y como le había prometido el segundo día de la investigación. Deseó haber sido más amable con él cuando eran niños, que su padre no les hubiera abandonado, que su madre no se hubiera vuelto loca y que no le hubieran sucedido tantas cosas malas. Allí de pie, junto al desfile con su mujer y su hija, deseó un montón de cosas para Dave Boyle. Pero, principalmente, paz. Más que nada en el mundo, esperaba que Dave, dondequiera que se encontrara, consiguiera un poco de paz.
AGRADECIMIENTOS
Quiero dar las gracias, como siempre, al sargento Michael Lawn, del Departamento de Policía de Watertown; a Brian Honan, concejal de la ciudad de Bastan; a David Meier, jefe de la Sección de Homicidios de los Fiscales de Distrito del condado de Suffolk; a Teresa Leonard y a Ann Guden por detectar mis errores, y a Tom Murphy, de la funeraria James A. Murphy e Hijo de Dorchester.
Deseo expresar mi reconocimiento de forma especial al agente de policía Robert Manning, del Cuerpo de Policía de Massachusetts, por su cooperación y por responder a todas mis preguntas, por muy estúpidas que fueran, sin reírse.
Mis más encarecidas gracias a una agente fabulosa, Ann Rittenberg, y a una editora estupenda, Claire Wachtel, por orientarme a lo largo del libro.