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—Mira —dijo Harry algo harto—, supongamos que Hocicos está en lo cierto y que alguien atacó a Krum para secuestrar a Crouch. Bien, en ese caso tendrían que haber estado entre los árboles, muy cerca de nosotros, ¿no? Pero esperaron a que me hubiera ido para actuar, ¿verdad? Parece como si yo no fuera su objetivo.

—¡Si te hubieran asesinado en el bosque no habrían podido hacerlo pasar por un accidente! —repuso Hermione—. Pero si mueres durante una prueba...

—Sin embargo, no tuvieron inconveniente en atacar a Krum —objetó Harry—.

¿Por qué no liquidarme al mismo tiempo? Podrían haber hecho que pareciera que Krum y yo nos habíamos batido en un duelo o algo así.

—Yo tampoco lo comprendo, Harry —dijo Hermione—. Sólo sé que pasan un montón de cosas raras, y no me gusta... Moody tiene razón, Hocicos tiene razón: has de empezar ya a entrenarte para la tercera prueba. Y que no se te olvide contestar a Hocicos prometiéndole que no vas a volver a salir por ahí tú solo.


Los terrenos de Hogwarts nunca resultaban tan atractivos como cuando Harry tenía que quedarse en el castillo. Durante los días siguientes, pasó todo el tiempo libre o bien en la biblioteca, con Ron y Hermione, leyendo sobre maleficios, o bien en aulas vacías en las que entraban a hurtadillas para practicar. Harry se dedicó en especial al encantamiento aturdidor, que nunca había utilizado. El problema era que las prácticas exigían ciertos sacrificios por parte de Ron y Hermione.

—¿No podríamos secuestrar a la Señora Norris? —sugirió Ron durante la hora de la comida del lunes cuando, tumbado boca arriba en el medio del aula de Encantamientos, empezaba a despertarse después de que Harry le había aplicado el encantamiento aturdidor por quinta vez consecutiva—. Podríamos aturdirla un poco a ella, o podrías utilizar a Dobby, Harry. Estoy seguro de que para ayudarte haría lo que fuera. No es que me queje... —Se puso en pie con cuidado, frotándose el trasero—. Pero me duele todo...

—Bueno, es que sigues sin caer encima de los cojines —dijo Hermione perdiendo la paciencia mientras volvía a acomodar el montón de almohadones que habían usado para practicar el encantamiento repulsor—. ¡Intenta caer hacia atrás!

—¡Cuando uno se desmaya no resulta fácil acertar dónde se cae! —replicó Ron con enfado—. ¿Por qué no te pones tú ahora?

—Bueno, creo que Harry ya le ha cogido el truco —se apresuró a decir Hermione—. Y no tenemos que preocuparnos de los encantamientos de desarme porque hace mucho que es capaz de usarlos... Creo que deberíamos comenzar esta misma tarde con los maleficios.

Observó la lista que habían confeccionado en la biblioteca.

—Me gusta la pinta de éste, el embrujo obstaculizador. Se supone que debería frenar a cualquiera que intente atacarte. Vamos a comenzar con él.

Sonó la campana. Recogieron los cojines, los metieron en el armario de Flitwick a toda prisa y salieron del aula.

—¡Nos vemos en la cena! —dijo Hermione, y emprendió el camino hacia el aula de Aritmancia, mientras Harry y Ron se dirigían a la de Adivinación, situada en la torre norte.

Por las ventanas entraban amplias franjas de deslumbrante luz solar que atravesaban el corredor. Fuera, el cielo era de un azul tan brillante que parecía esmaltado.

—En el aula de Trelawney hará un calor infernal: nunca apaga el fuego —comentó Ron empezando a subir la escalera que llevaba a la escalerilla plateada y la trampilla.

No se equivocaba. En la sala, tenuemente iluminada, el calor era sofocante. Los vapores perfumados que emanaban del fuego de la chimenea eran más densos que nunca. A Harry la cabeza le daba vueltas mientras iba hacia una de las ventanas cubiertas de cortinas. Cuando la profesora Trelawney miraba a otro lado para retirar el chal de una lámpara, abrió un resquicio en la ventana y se acomodó en su sillón tapizado con tela de colores de manera que una suave brisa le daba en la cara. Resultaba muy agradable.

—Queridos míos —dijo la profesora Trelawney, sentándose en su butaca de orejas delante de la clase y mirándolos a todos con sus ojos aumentados por las gafas—, casi hemos terminado nuestro estudio de la adivinación por los astros. Hoy, sin embargo, tenemos una excelente oportunidad para examinar los efectos de Marte, ya que en estos momento se halla en una posición muy interesante. Tened la bondad de mirar hacia aquí: voy a bajar un poco la luz...

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