Pronto los niños ni siquiera recordarían su nombre. Princesa se hundiría en el olvido. A Ish se le heló el corazón. Él también envejecería, y sería una sombra del pasado. Lo llamarían un tiempo vieja momia, luego moriría y lo olvidarían. Así ocurría siempre. Y luego, mientras los otros discutían, pensó en las esculturas en madera. Habían llegado a ser una manía como las pompas de jabón o el
Ish había estudiado bastante antropología para saber que todos los pueblos tratan de expresarse artísticamente, y le preocupaba que la Tribu no manifestara ningún talento especial, y se contentara con vivir a la sombra del pasado: escuchando discos en los fonógrafos de cuerda y mirando viejos libros ilustrados. Le alegró por lo tanto aquella moda de la escultura.
Aprovechó una pausa en la discusión para apoyar a los chicos. El año se llamó año de la escultura en madera. Según Ish, ese año tenía un valor simbólico, pues señalaba una ruptura con el pasado y un paso hacia el porvenir. Sin embargo, el nombre no tenía quizá tanta importancia, y él exageraba su significado.
El año 12, Jean dio a luz un niño muerto. Em, como compensación, tuvo el primer par de mellizos. Se los llamó Joseph y Josephine, y luego Joey y Josey. Aquél fue, pues, el año de los mellizos.
El año 13 vio nacer a dos niños robustos. Fue un año tranquilo y agradable, sin sucesos de importancia. A falta de algo mejor, se lo llamó el año bueno.
El año 14 se pareció al 13 y fue el segundo año bueno.
El año 15 fue excelente y pudo haber sido el tercer año bueno. Pero había algunas diferencias. Ish y todos los mayores sintieron otra vez la vieja soledad y la amenaza de las tinieblas. No aumentar es disminuir, y aquél era el primer año sin nacimientos. Todas las mujeres —Em, Molly, Jean y Maurine— envejecían, y las niñas eran todavía demasiado jóvenes para casarse, excepto Evie, la idiota, que nunca debería tener descendencia. El año no había sido, pues, enteramente bueno, y no merecía ese título. Los niños recordaron que Ish había encontrado su viejo y asmático acordeón. Agrupados a su alrededor, habían cantado juntos viejas canciones como
El año 16 se celebró el primer matrimonio. Los novios fueron Mary, hija mayor de Ish y Em, y Ralph, hijo de Molly, nacido poco antes del Gran Desastre. En los viejos tiempos, un matrimonio entre criaturas tan jóvenes hubiera parecido prematuro y hasta poco decente. Pero las antiguas normas no tenían ya vigor. Ish y Em, en la intimidad, pesaron el pro y el contra. Mary y Ralph no estaban perdidamente enamorados; pero desde un principio habían sido destinados el uno al otro. Era un matrimonio de conveniencia, como las antiguas bodas reales. El amor romántico, pensó Ish, había caído también víctima de la epidemia.
Maurine, Molly y Jean querían «una verdadera boda», según su propia expresión. Separaron un disco de
El año 17 los niños sugirieron que se lo llamara año de la casa derrumbada. Una de las casas vecinas, en efecto, se hundió estrepitosamente ante los niños, que habían acudido a los primeros ruidos. Después de un examen, el accidente pareció normal. Las termitas eran dueñas del edificio desde hacía diecisiete años y habían carcomido los cimientos. Este suceso impresionó mucho a los niños, y a pesar de su escasa importancia, designó el año.
El año 18 Jean tuvo otro hijo. Fue el último niño nacido de la vieja generación, pero se habían celebrado nuevos matrimonios y nacieron dos niños más.